Slow play: qué es, cómo se hace y qué beneficios reporta esta jugada avanzada de póker

Que el póker es un juego tremendamente estratégico es algo que todo el mundo sabe. Sin embargo, existen varias formas de intentar engañar a los oponentes durante la partida, y una de las técnicas favoritas de los jugadores que pueden presumir de su alto nivel es el slowplay.

Después de los bluffs, el slowplay es la táctica más usada por los jugadores que quieren provocar en los rivales una lectura errónea de la partida para entorpecer su buena toma de decisiones. Fue una táctica tremendamente popular en los primeros compases del póker online, haciendo creer a los jugadores que estirar el tiempo entre decisión y decisión durante los turnos era fruto de las reducidas posibilidades que había de ganar con esa mano.

Slowplay: todo lo que debes saber

De entre todos los componentes estratégicos del póker, el slowplay quizá sea el más fácil de entender. Se trata de una jugada en la que se juega de manera pasiva una mano con el fin de confundir al contrincante, haciéndole creer que no tenemos nada. Eso lo que provoca es que el rival haga una lectura inadecuada de lo que está pasando con tu juego, tentándole a robarnos la mano pensando que nos va a batir. En realidad, seremos nosotros quienes le venceremos, pero de eso no se dará cuenta hasta el final.

Cuando un jugador quiere optar por esta táctica, tiene que haber una apuesta fuerte. El slow play es eficaz tanto con jugadores que farolean como contra quienes juegan excesivamente tight, sobreprotegiendo sus manos.

Es una forma de descubrirlos que induce al error en ambos casos al rival.

Es una forma de inducir al error en ambos casos al rival y así descubrirlos (en el caso de los faroleros) o anular sus manos (en el caso de los tight).

Pero, para que el slowplay salga bien, hay que ser paciente. La manera de ejecutarlo bien es seguir con la farsa hasta el final, cuando haremos una resubida repentina, muy fuerte y de manera súbita con la que pillar desprevenido al rival. Al ver la potente resubida, el jugador se verá acorralado, pero no tendrá margen de maniobra. Si dejamos que el jugador se defienda, el slowplay perderá efecto. Por eso es tan importante esperar justo al último momento para resubir.

Pero hay un peligro al utilizar el slowplay. Un jugador en plena fase de aprendizaje puede que abuse de esta táctica. Eso hará ver al resto de jugadores que no tienes experiencia y, por tanto, eres más vulnerable. Puedes practicar el slowplay en partidas privadas, pero ten en cuenta que debes dejar un margen para la derrota porque casi nunca sale bien al principio.

¿Cuál es el objetivo de hacer slowplay?

Precisamente confundir al rival para hacerle creer que no tenemos nada, cuando en realidad escondemos una mano ganadora. Es una forma de intentar robar lo máximo posible a nuestro contrincante sin que se percate de su fallo hasta el último momento.

Pero, como decíamos, debes ser cauto a la hora de ejecutarlo. Si no se opta por aplicarlo, dejarás ver que apenas tienes recorrido como jugador de póker. Si lo usas demasiado a menudo, estarás diciendo a tus rivales que no sabes utilizar este recurso. En ambos casos se podrían aprovechar de ti, así que úsalo solo en momentos puntuales.

El slowplay es como una especie de valle donde no aplicaremos resubidas hasta una repentina en el final.

Pero el ritmo y el “timing” lo son todo en el slowplay. Para jugarlo de forma adecuada, convendría tener en cuenta la posibilidad de que haya faroleros y tights que engrosen el bote, simulando nosotros con nuestra actitud, el ir a “remolque”, siempre vigilando que los ODDS estén a nuestro favor.

Un punto importante del slowplay es que, aunque no sea la mejor estrategia para un momento concreto de la partida, puede funcionar al forzar la retirada de un jugador. Pero puede que tampoco sea la mejor opción para ti.

Y es que el slowplay presenta dos problemas: por un lado, corremos el riesgo de omitir fácilmente la posibilidad de engrosar el bote. Por otro, ponemos en bandeja de plata al rival la posibilidad de disponer de una carta gratis si nuestra mano tambalea.

Ten en cuenta que el slowplay puede recuperar el valor de las primeras rondas en las partidas sin límite. Esto sucede por los overbets, aunque tienen el daño colateral de reducir la rentabilidad de la jugada. En las partidas Pot Limit es muy difícil recuperar ese valor perdido en las primeras manos, y en las partidas con límite el valor nunca se recupera una vez perdido.

Slowplay: cuál es el momento perfecto para hacerlo

Cuando se dan las condiciones perfectas para hacer un slowplay, la probabilidad de éxito de esta táctica es casi total. Si tenemos una buena mano, bien podemos optar por resubir enseguida para hacer el bote más y más grande, o bien elegir el slowplay si tenemos un rival peligroso y queremos arrinconarlo.

El slowplay es una buena táctica de defensa contra los jugadores que se denominan “maniacs”. Se trata de jugadores que se caracterizan por un estilo de juego muy agresivo, casi suicida, que juegan cada mano como si fuera un enfrentamiento final. Eso los hace muy peligrosos, pero con el slowplay son fáciles de controlar.

Para acabar, un consejo: nunca hagas slowplay cuando tengas ases. Es un signo de inexperiencia usar esta táctica con ases. Un jugador con algo de experiencia sabe que tener ases casi siempre es sinónimo de vencer la mano, por lo que es un esfuerzo inútil elegir esta estrategia con estas cartas.

Quedarás como un jugador falto de experiencia, ambicioso pero fácil de leer, que opta por un estilo sobreactuado que intentas tapar tus carencias. Abusar de las tácticas de engaño te rebelará como un jugador un tanto impulsivo incapaz de tomar buenas decisiones cuando intenta engañar a un rival.

Slow play: qué es, cómo se hace y qué beneficios reporta esta jugada avanzada de póker